How I became a Disneyfan

No sabia con que entrada comenzar este blog y tras darle muchas vueltas, finalmente he decido contaros como me hice fan de Disney, ya que gracias a esa maravillosa fábrica de sueños me conocéis.

Desde antes de mi nacimiento, el destino me tenía preparado todo este tinglado. Mi madre, cuando se enteró que estaba embarazada de mi, decidió comprarme una colección de cuentos de los clásicos Disney: La Sirenita, Peter Pan, La Cenicienta, Mary Poppins, Tod y Toby, Dumbo, Bambi, Merlín el encantador, Alicia en el país de las maravillas, Los Rescatadores en Cangurolandia, Un Borrico en Navidad, El Príncipe y el Mendigo, Pinocho, La Bella Durmiente, La Dama y el Vagabundo, Robin Hood, Los Aristogatos... en fin, una gran variedad de libros ilustrados que aún conservo hoy día a pesar de estar rotos y desgastados, pero la solera que emanan no se paga con nada.

Una vez que tuve edad de mantenerme en pie por mi solo y que mi cabezón no corría peligro de romperse, me ponía a ojear esos cuentos una y otra vez, tanto era así que me sabía las viñetas de memoria y no paraba de dibujar a cada uno de esos personajes que años después significarían tantísimo para mi. Lo malo es que era un niño realmente inquieto, hiperactivo y travieso y se la liaba a mi madre un día si y otro también: Cuando no me subía encima del lavabo y me tiraba de cabeza, me tragaba tornillos y brocas de toda clase y tamaño... la verdad es que la pobre no sabía que hacer conmigo.

Un día, el hijo treintañero y frikidisney (si, como lo seremos todos nosotros dentro de unos añitos) de la vecina de al lado, se acababa de comprar su primera película en VHS, Peter Pan y decidieron dejarme pasar un rato para ver como respondía ante esa obra maestra del cine de animación. Peter Pan de siempre fue uno de mis cuentos favoritos y cuando vi a ese niño vestido con ropas verdes y que no quería crecer en movimiento no me lo podía creer, quedé tan impactado que no pestañee ni me moví durante toda la película. De hecho habré visto la película más de 1000 veces, pero jamás he visto el país de Nunca Jamás con el brillo y color de aquel día. Mi madre, la pobre, estaba preocupadísima ya que estos vecinos eran muy "tiquismiquis" y jamás me tenían en su casa más de cinco minutos porque les tiraba toda la vajilla al suelo con saña...

Mis padres vieron el cielo al comprobar que una película de Disney podría crear tanta paz en mi, así que decidieron ir comprándome todos los filmes de la compañía que iban viendo: Merlín, Peter Pan, La Cenicienta, Mary Poppins, El Libro de la Selva, La Sirenita, La Bella y la Bestia, Robin Hood... me pasaba las horas viendo todas una y otra vez.. aunque sobre todo me encandilaron La Sirenita, Peter Pan, El Libro de la Selva, La Cenicienta y La Bella y la Bestia.. las veía sin cesar y marcaron mi infancia, adolescencia y breve madurez... y no fue hasta que llegara Mulan en 1998 la que desbancase a todos, pero eso ya será para otra futura entrada.

También he de confesar que era muy racista en cuanto a la animación y odiaba las películas que no eran de Disney e intentaban imitar a sus filmes más populares (no me refiero a Anastasia, Pulgarcita y demás) sino a las películas de bajo presupuesto que plagiaban de forma cutre a las obras maestras de la casa del ratón, tanto fue así que me regalaron Aladino y la lámpara maravillosa y se la regalé al butanero cuando mi madre no miraba... hoy día me arrepiento, porque seguramente era una rareza interesante y que me habría gustado conservar...

Pero bueno, ya no os aburro más por hoy. ¿Cómo os hicistéis fans de Disney? ¿Cuál fue vuestro primer contacto con la compañía? ¡Quiero leer vuestras anécdotas!